El Chavismo le ganó a Chávez


Me han pedido muchas veces que escriba sobre Chávez y siempre me he resistido ante el hambre de que uno encarne un personaje a mi juicio lamentable, el de mosquetero de cualquier Presidente. Pero esta vez, en realidad, después de haberlo hecho para la revista Capital, he decidido compartir mi experiencia y visión del proceso que encabeza el diabolizado Chávez. A continuación retrato mi recorrido por la ciudad caribeña el histórico día de la derrota electoral, no política del Presidente que se autodefine como un Macaco, ironizando con los prejuicios raciales de algunos de nuestros conservadores compatriotas.
A las 5:30 am del domingo 2 de Diciembre desperté en Caracas, ansioso, como tantas veces, no tanto por mi tarea de observador del Referéndum Aprobatorio al que fui invitado por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, sino porque el gobierno Bolivariano impuso un nuevo rito ciudadano: el Toque de Diana, una trompeta militar que se escucha por todos los rincones del país desde las 5 de la mañana para despertar y recordar el deber ciudadano ante cada votación.
A partir de esa hora y por esta ciudad rodeada de cerros, miedos y sueños, desabastecimientos, debates trascendentes sobre el futuro, líderes y ciudadanos vestidos de rojo o con un No rayado por distintas partes del cuerpo, es que debíamos transitar los más de 100 veedores electorales. Hombres y mujeres, provenientes de más de 36 países, que observamos con curiosidad este país donde el Estado ha vuelto a ser dueño de hoteles y medios de comunicaciones, pero cohabita con una esfera privada rica en utilidades y libertades para sus negocios.
Es la Venezuela Bolivariana, de la que se habla en cada noticiero del mundo, muy lejana de la cínica limpieza de Las Condes, del hipócrita debate político chileno y más parecida a un país hirviendo, a punto de ser invadida por algo excitante, embarcada en un sentimiento de urgencia y ante un mundo que la sigue con sospecha.
Pero la Diana al parecer no fue oída en esta oportunidad -como sí irritó mi honorable sueño- por los 8 millones de venezolanos que prefirieron disfrutar el caluroso y ventoso domingo, abstenerse del vértigo de las urnas y someter a su presidente a una estrecha derrota electoral, un severo traspié político y develar ante la permanente sospecha mundial que las acusaciones anteriores de fraude electoral contra el mismísimo Chávez, eran falsas y malintencionadas.
Promover la reelección indefinida no fue la propuesta indecente de las 69 reformas constitucionales del presidente venezolano que provocó este ausentismo de sus adherentes y de los abstencionistas de siempre. Esa idea no tiene particularidad ni originalidad alguna. Francia, una de las democracias más antiguas del mundo, considera que es el pueblo el que debe decidir su futuro y elegir a sus presidentes sin limitación alguna. Tampoco fueron las propuestas acerca de la institucionalidad las que fueron derrotadas (algunas modernas y otras revisables, a mi juicio). Ni menos aún las poderosas consideraciones económicas acerca del interés privado respecto del público dentro del texto votado.
Porque 12 meses antes de este episodio político, la reelección de Chávez (acerca del quien tengo respeto y juicios complejos sobre su figura y obra) obtuvo más de 7 millones de votos, mientas que la histérica oposición sumó unos 4 millones. Este domingo, la oposición repitió su votación anterior. Es decir que, de confirmarse los datos electorales, dicho bloque no subió ni bajo, sino que sólo contuvo su adhesión popular, a pesar del activo moral que significó el apoyo estudiantil.
En cambio la opción Sí del locuaz presidente Chávez obtuvo casi 4 millones y, por tanto, no logró entusiasmar a alrededor de 3 millones de sus anteriores adherentes. O sea, una parte importante del Chavismo no oyó la Diana o hizo caso omiso.
Ellos protestaron con su abstención y su silencio, unidos así al conjunto de críticos a las convenciones y lenguajes del poder, a los adversarios de un mundo unipolar, de un modelo económico cruel a ratos, partidarios de más debates y democracias. Algunos para no aceptar más poderes para su líder, otros inspirados por intereses personales y materiales o en abierta contradicción con las posibles reelecciones indefinidas del presidente bolivariano.
Quizás porque transformaron el desesperado Referéndum Aprobatorio de Chávez en uno revocatorio en torno a su figura. Quizás porque se molestaron, como me moleste yo, con la desesperada y repetida técnica discursiva y electoral de los últimos días pre-eleccionarios, la “del caos o yo” o “si pierdo, el caos”. O a lo mejor incluso, es un electorado que se aburrió de tanta participación activa, de tanta retórica a toda hora y que decidió desde el Chavismo reinventar a su líder, con o sin su complicidad.
Venezuela enfrentará entonces su mayor desafío, reconocer sus logros en materia de salud y educación, transitar hacia una era post Chávez, recuperar un necesario clima de paz social y política y abordar con astucia los activos y pasivos que dejó la orgía del precio del petróleo.

4 comentarios:

Vladimir Urrutia dijo...

estimado Compañero:

tengo sentimientos encontrados con este señor, creo que lo qe si tengo claro es que no quisiera vivir en un país como ese.

estimado, quisiera invitarte a ver una noticia que a mi juicio constituye una evidente transgresión a los derechos de los niños y niñas, puede que no sea tu tema, en relación a tu trabajo específico, pero creo que a ni un padre le gustaría exponer de esta manera a un niño, niño o jóven. no puedo publicar más por el momento en mi blog debido a llamados que he recibido que no han sido muy gratos, pero si es el precio que se paga para poner en tela de juicio este tipo de temas, entonces hay que aguantar...

saludos cordiales

vladimir urrutia

www.vladimirurrutia.blogspot.com

Marco Antonio Enríquez-Ominami Gumucio. dijo...

Gracias por sus comentarios, y no aflojé.
Marco

Marco Antonio Enríquez-Ominami Gumucio. dijo...

Gracias por sus comentarios, y no aflojé.
Marco

Vladimir Urrutia dijo...

gracias marco y espero que leyeses el articulo en mi blog.

saludos cordiales

vladimir urrutia