Por la dignidad de los servidores públicos

El 30 de noviembre de 2010 terminan los convenios de trabajo para los funcionarios a contrata y a honorarios. El Presidente Sebastián Piñera prometió en su campaña profesionalizar la función pública y, simultáneamente, respetar la permanencia y dignidad de los trabajadores de la función pública, siempre y cuando no sean parte de la captura del Estado por parte de malas prácticas o mediante sesgos partidarios: nadie sería exonerado en razón de sus ideas políticas o militancia partidaria.

El Estado ha sido reducido a dimensiones inapropiadas considerando el tamaño de los desafíos tanto en la esfera pública como en la esfera privada, eso se detona a partir de la instauración de la dictadura militar, situación que se mantuvo durante los gobiernos de la Concertación. Los funcionarios públicos en Chile son el 6% del total de trabajadores; en los países escandinavos ascienden al 40%, aún cuando es cierto también que esos mismos países buscan reducir la cantidad de funcionarios públicos Según un informe del Ministerio de Hacienda de nuestro país, y solo considerando el gobierno central, en el año 2009, los trabajadores de planta llegaban a 80.062; los a contrata, 88.479; los a honorarios, 30.000.

En Argentina, los funcionarios del fisco se elevan a 1.500.000 personas. Estos datos prueban la calidad y eficiencia del trabajo de nuestros servidores públicos que, a causa del neoliberalismo exacerbado que condena al Estado a un enanismo congénito, a ratos incomprensible, ha limitado y mantenido las plantas sin variación, desde el comienzo de la transición.

Es necesario distinguir entre funcionarios del gobierno, que se deben al poder político, y funcionarios del Estado, que debieran mantenerse en sus puestos más allá de los efímeros gobiernos de turno. Solo una buena burocracia honra la democracia. Desafortunadamente, el gobierno actual no ha cumplido su palabra y amenaza con desvincular, sin criterios, difícilmente o no claramente justificables muchas veces, a cinco mil servidores públicos, muchos de ellos con probadas competencias técnicas y profesionales. Es muy posible que a muchos de ellos no les sea renovado el contrato de trabajo en razón su credo ideológico o su militancia política.

Los funcionarios a contrata y a honorarios son víctima de lo que pudiéramos llamar un trabajo precario, pues dependen de la voluntad del jefe nombrado por el gobierno de turno para la renovación de su contrato. Además, los funcionarios a honorarios no gozan de las cotizaciones de sus empleadores tanto en salud, como en previsión. En este plano, todos los gobiernos de la transición a la democracia, hasta hoy, han incumplido la ley, que obliga al empleador el pago de estas prestaciones.

Un mínimo criterio de igualdad en las reglas del juego debiese primar. Se le exige al sector privado que al tercer contrato consecutivo pase a ser indefinido, en cambio, dentro del sector publico hay funcionarios en situación de contrata que llevan 15 y hasta 20 años en esta condición, sin derechos a indemnización, y donde incluso, para las mujeres embarazadas, la ley coloca la situación de contrata por sobre su fuero maternal. Esta enorme inequidad fue aceptada y tolerada por los gobiernos de la coalición de fin de siglo. Y en eso seamos francos no ha sido éste el gobierno que ha innovado en este plano, este año, como desde hace ya años, en la discusión de la ley de presupuesto se siguió haciendo vista gorda acerca de ese desafío, un Estado que de el ejemplo como empleador.

Sin una profunda reforma del Estado siempre los funcionarios estarán en manos del hambre insaciable de partidos y gobiernos que caigan en el vértigo de querer repartirse el botín del Estado y donde, una vez logrado el poder, olvidan las promesas lanzadas al viento cuando necesitaban los votos de los servidores públicos.

Marco Enríquez-Ominami

1 comentario:

Unknown dijo...

Concuerdo en casi todo lo que escribes, pero hay un dato duro que no vi, los trabajadores a honorarios hace rato que superamos un tercio de los funcionarios de la administracion publica, "funcionarios" entre comillas ya que el contrato a honorarios no nos da derecho a esa "categoria". El miserable punto porcentual que estan peleando no nos llega a nosotros. Hay personas que llevan 15 años sin vacaciones, sin imposiciones, una colega del SAG, cumplio 8 meses y medio de embarazo y tuvo que renunciar por que la mierda de contrato no incluia la opcion de tener hijos, es horrible. Un movimiento se esta gestando en Valpo. con mucho cuidado ya que antes ya han desvinculado a los lideres de cualquier movimiento, espero que la escuela de lideres de chile 21 me sirva en este momento.

saludos