Las vueltas de la historia


Por Carlos Ominami*
Se inventó en dictadura pero la idea siguió dando vuelta en democracia: Chile es una buena casa en un mal barrio, entendiendo por tal el vecindario circundante en América del Sur.
Adiós a América Latina; Chile país desarrollado; Chile jugando en las grandes ligas, Chile desentendiéndose de su entorno directo, fueron afirmaciones recurrentes en las decisiones de política internacional de los últimos años, incluidos para ser franco, los gobiernos de la Concertación.

Discutimos -y mucho- estos temas dentro de la Concertación. Y no eran pocos los que tenían la vista más bien puesta en Estados Unidos y en los países desarrollados. Chile –se nos decía- es un país emergente que tiene que relacionarse con Australia, Nueva Zelandia e Irlanda, y tratar lo menos posible de vincularse con su entorno más directo. Sería interesante que quienes sustentaron esa tesis pudieran salir a explicarnos hoy, cómo se enfrenta la situación regional que se le está creando a Chile.

Afortunadamente hasta ahora el Presidente Piñera ha sido cauto y ha resistido la tentación de erigirse en un punto de referencia de la derecha latinoamericana.Un conflicto abierto con Perú por la demarcación marítima; la amenaza de un resultado incierto en un probable arbitraje por Campos de Hielo Sur; y algo, que también en algún momento puede terminar complicándose, es la relación con Bolivia. No cabe la menor duda que los Presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet avanzaron en las relaciones con el Presidente Morales. Hemos pasado por uno de los mejores períodos en las relaciones con dicho país. De ahí surgió la famosa agenda de los 13 puntos y la inclusión del punto 6°, que es el reconocimiento del problema de la mediterraneidad boliviana, a la cual hay que buscar una solución. Pero eso también tiene su límite; la paciencia boliviana en algún momento se puede agotar.

Se dice que la historia es cruel y hoy día una vez más se está demostrando. Quienes pensaban que había que darle simplemente la espalda a América Latina e insertarse directamente en la economía global, tendrán que ver cómo enfrentar un escenario regional extremadamente complejo.

Afortunadamente hasta ahora el Presidente Piñera ha sido cauto y ha resistido la tentación de erigirse en un punto de referencia de la derecha latinoamericana. Una expresión muy evidente del pragmatismo de la política del nuevo gobierno fue la votación de Chile por Néstor Kirchner como secretario general de Unasur, lo que con toda seguridad no debe haber sido del gusto de muchos de los amigos del actual Presidente.

No cabe duda que Chile tiene que resistir cualquier idea de protagonismo ideológico conservador si quiere manejar razonablemente bien las situaciones complejas a las cuales aludíamos, y que con toda seguridad van a acompañar de manera muy importante todo el período del Presidente Piñera.

*Economista. Ex ministro de Economía y ex senador. Fundador del Partido Progresista (PRO)

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