“Hay mucha autoflagelación en los empresarios argentinos”

Entrevista a Marco Enríquez-Ominami, ex candidato presidencial de Chile por Valeria Vincent del diario EL Cronista de Argentina

Marco Enríquez-Ominami, el ex candidato presidencial de Chile al que algunos analistas llegaron a comparar con el fenómeno Obama por su juventud (tiene 35 años), su mensaje de cambio y su adicción a las nuevas tecnologías llega puntual a la entrevista en un hotel porteño. Sonríe, hace chistes. Difícil verlo de mal humor.
Comenta que viene seguido a la Argentina y que aprovecha cada viaje para levantarse temprano y correr, algo que se complica con el trajín chileno. Esta vez el motivo de la visita a nuestro país fue participar en Rosario de Precoloquio de IDEA y juntarse con la diputada Vilma Ibarra, autora del proyecto de ley del matrimonio homosexual, un tema que sigue de cerca y que aspira a que Chile debata. Autodeclarado “gran admirador” de Cristina Fernández de Kirchner, ME-O —tal es su apodo en Chile— afirma que encontró “mucha autoflagelación” en los empresarios argentinos porque, según cree, a la Argentina “no le va ha ido tan mal”. También hace autocrítica post-electoral y critica al gobierno de Sebastián Piñera por “imprudente”.

—Su popularidad después de las elecciones viene bajando. ¿Fue un error apoyar al candidato de la Concertación, Eduardo Frei, en la segunda vuelta?

—Yo me hago una gran autocrítica. El apoyo a Frei era imposible no hacerlo, porque en la primera vuelta tú eliges, pero en la segunda vuelta tú dirimes entre A o B. La otra alternativa es no votar, anular el voto, esconderse. Pero yo había sido candidato un mes antes y no me pareció lo más republicano o democrático esconderme. Era como decir ‘me da lo mismo quien gane’. Ahora, si me preguntas si me fascinaba la opción te digo que no. Yo di libertad de acción a mis colaboradores, pero para algunos eso no regía para mí. Cuando dije que yo, Marco, iba a votar por Frei se armó un revuelo bárbaro.

—¿Cómo ve al gobierno de Piñera a seis meses de asumir?

—En política económica es una continuidad de la Concertación, con lo bueno y lo malo de eso. No se atrevió a subirle los impuestos a los más ricos. Chile ha crecido tremendamente pero sigue siendo uno de los más desiguales de América latina. Necesitamos un reajuste tributario mayor. En cuanto a Piñera, es un presidente extremadamente imprudente. Respaldar el gobierno de Honduras es no entender nada de política exterior, en primer lugar porque el gobierno hondureño (de Porfirio Lobo) es un gobierno que tiene deudas con los derechos humanos y hay un dictador suelto. Chile tiene que dejar de ser el mejor alumno para pasar a ser mejor compañero en la región.

—¿Qué opina de los Kirchner?

—Soy muy respetuoso de los grandes proyectos de los Kirchner y comparto con ellos que tú entras a la política para transformar. Mientras otros administran o gerencian, ellos crean. Soy un gran admirador de Cristina Fernández. De la mano de ella Argentina ha recuperado la dinámica de dar debates profundos, como son el tema de los derechos, de los tributos. Un gobierno que no hace reforma del Estado ni reforma tributaria es cualquier cosa menos un gobierno. Si yo tuviera un decálogo de temas, el gobierno de Cristina ya cumplió por lo menos con cuatro: el control a los medios, el matrimonio homosexual, la reforma previsional (por la estatización de las AFJP) y el debate de los derechos humanos.

—Llama la atención que siendo tan elogioso de los Kirchner haya estado en IDEA…

—Yo creo que Argentina es un tremendo país con una tremenda economía y potencial. Son parte del G-20, es un país estratégicamente importante, sobrevivieron 42 crisis en los últimos cien años… Pero cuando uno escucha a los argentinos parece que todo fuera un desastre, cuando en realidad no les ha ido tan mal. Entre los empresarios de IDEA encontré voces excesivamente autoflagelantes. La discusión era sobre deuda y reservas. Eso está bien, pero no se olviden de que sigue siendo un país que genera muchísimo, que es tenido en cuenta por el mundo… ¡hasta ganaron dos veces el Mundial! (risas)

—El síndrome de creer que lo de afuera es siempre mejor que lo de adentro…

—Lo que no comparto, y se los dije, es algo que es muy propio de los grandes empresarios y es poner todo el foco en el crecimiento económico. Chile crece, pero la pobreza y la desigualdad están aumentando. Las izquierdas hablan muy poco de la eficiencia del Estado, pero también las derechas hablan sólo de crecimiento económico y esto por sí solo no es suficiente. En materia de capacidad y derechos, Argentina está en un nivel impresionante.

—¿Cómo ve la relación entre Argentina y Chile?

—Hace 100 años, nosotros queríamos salir al Mediterráneo a través de ustedes. Cien años después, ustedes quieren salir a Asia a través nuestro. Llega un punto en que, habiendo relaciones diplomáticas plenas, se tiene que avanzar en la integración concreta de una vez, con el corredor bioceánico y el túnel de baja altura que está proyectado.

—Cuba ordenó la captura de su ex jefe político en la campaña, el empresario Max Marambio, acusado de corrupción. ¿Cómo es su relación con él? ¿Está en su partido, el Partido Progresista (PRO)?

—Lo de Max y Cuba son dos temas distintos. Esas acusaciones son infundadas, estoy convencido de eso. Yo le pedí a Max que sea uno de los ocho vicepresidentes de mi partido, pero días atrás me mandó una carta diciendo que no va a asumir y que va a concentrarse en defender su honra de las acusaciones. Lo segundo es que uno no puede echar por la borda la Revolución Cubana, pero es verdad que con la nueva administración se comprometieron a hacer reformas que no cumplieron.
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