¿Patentar la impunidad?


La falta de identidad de esta administración queda clara en su política exterior, esta vez, reconociendo al gobierno de Honduras.

El PRESIDENTE Sebastián Piñera tiene en un problema. Su gobierno no es fácilmente clasificable y eso hace que muchos sectores no sepan efectivamente con quién tratan. Hay quienes piensan que representa a un quinto gobierno de la Concertación, otros, que el Presidente es un democratacristiano del ala neoliberal; y los más radicales, que un alto porcentaje de sus votantes e, incluso, de sus funcionarios eran, son y serán fanáticos de la dictadura de Augusto Pinochet.

Esta falta de identidad queda clara de manera reiterada en su política exterior. Hace un par de meses, el episodio del ex embajador Miguel Otero tuvo que resolverse rápida y radicalmente. Su nombramiento en Argentina fue considerado inicialmente como un error y una falta de estrategia política de la Cancillería respecto de nuestros vecinos. Por lo demás, la política exterior chilena debe oponerse a las ideas ideológicas conservadoras, en el entendido de que nuestra relación con el vecindario se ha manejado en los últimos 20 años desde la lógica de los alumnos más aplicados, pero no de los mejores compañeros.

Hoy, un nuevo episodio de la diplomacia de nuestro país vuelve a ponernos en tela de juicio: el reconocimiento al gobierno de Honduras. ¿Olvida Piñera que el 28 de junio de 2009, el presidente democrático de ese país, Manuel Zelaya, fue sacado de su hogar, en pijama, por militares golpistas, asumiendo en su lugar el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Micheletti? Este quiebre fue condenado por instituciones como la OEA, la Unión Europea y la mayoría de los países del mundo, incluyendo a Estados Unidos. El Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, se ofreció como mediador, llegándose finalmente al acuerdo de Tegucigalpa-San José.

¿Olvida Piñera, además, que tras un largo período de Zelaya asilado en la embajada de Brasil, el gobierno hondureño de facto llamó a elecciones presidenciales -cuestionadas por algunos países de América Latina y del mundo- donde resultó elegido el candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo? El Presidente Zelaya viajó a República Dominicana, donde permanece hasta hoy.

De seguro, más que un olvido, el cambio de estrategia de la Cancillería chilena se deba al brusco giro del gobierno de Barack Obama, quien pactó con los republicanos un reconocimiento al gobierno de Porfirio Lobo a cambio del apoyo a proyectos emblemáticos. Algunos países han llamado a esto "intervencionismo" y, sin duda, reconocer al gobierno hondureño hoy, olvidando todo lo ocurrido, es una forma de patentar la impunidad.

Ya en el caso de Otero la discusión sobre la presencia de un ala opaca en el gobierno de Sebastián Piñera -que de alguna manera se traslucía en las declaraciones del ex embajador respecto de que la gran mayoría de los chilenos no había "sentido" la dictadura- ponía en tela de juicio la identidad del gobierno.

Hoy, esa ala vuelve a aparecer. Un alma que es difícil de contener y que todavía habita en una parte importante de la derecha chilena. Un sector que puede no pesar tanto en número, pero sí en influencia y redes de todo tipo, dispuesto a amparar un golpe de Estado y una elección trucha en Honduras, tal vez echando mano a su propia memoria.

No hay comentarios.: