De la democracia de los acuerdos a la democracia de la repartija




Hay que reconocer que Enrique Correa tiene una persistencia a grado heroico: después del poderoso rechazo a la casta política, por parte de la ciudadanía – el 57% desaprueba la Coalición por el Cambio y el 65% a la Concertación – insiste en la arcaica idea de la famosa “democracia de los acuerdos”. A veces pienso que sería más fácil suprimir el duopolio y crear un monopolio, es decir, un solo partido transversal; al fin y al cabo, ambas combinaciones en temas sustantivos como las reformas políticas y salvo excepciones piensan y hacen lo mismo.

Otra salida podría ser “a la colombiana” allá por los años 60: turnarse en el poder – liberales y conservadores; en el caso chileno Coalición y Concertación que alternarían en el poder, por ejemplo, designaríamos a dedo para el 2014 a Michelle Bachelet y para el 2018 a Joaquín Lavín o Laurence Golborne, y así sucesivamente -.

Otra posibilidad más a corto plazo sería que los partidos se fusionaran – como lo hacen las empresas y los bancos- por ejemplo, la DC y la UDI podrían formar un partido de carácter confesional, con algunas tendencias hacia el centro y una gran mayoría conservadora, encabezada por los Walker y los Kast; el PS y el PPD podrían fusionarse con el RN, conviviendo en tendencias liberales, de distintos matices.

Podríamos hacerle caso a Enrique Correa en la idea de que la Concertación, hoy día convertida prácticamente en un enano político, formara parte o, en el mejor de los casos, apoyara al gobierno de Sebastián Piñera.

Pienso en la siguiente en la siguiente repartija: Hinzpeter sería reemplazado por Edmundo Pérez Yoma; Felipe Larraín seguiría en Hacienda, pero Fontaine sería reemplazado por Andrés Velasco, en Economía. Tendríamos una Vocería mixtos y alternada: un día Ena y otro día Lagos Weber. En Trabajo también podríamos usar una fórmula parecida: Evelyn Matthei con Osvaldo Andrade formarían una pareja poderosa. En la Secretaría de la Presidencia podría volver José Antonio Viera-Gallo.

Los Intendentes, Seremis y otros pitutos serían repartidos considerando el siguiente orden de precedencia; considerando a los partidos que tienen más militancia hambrienta: en primer lugar, la DC, después la UDI, luego los socialistas y así los que siguen.

Por empequeñecidas que estén las dos grandes combinaciones hay que mantener un poco la decencia: para convencer a los borregos de que son propietarios de la soberanía popular, se permitiría la competencia libre, con el actual sistema proporcional en las elecciones de concejales; no sería una mala idea que, en este caso, se prohibieran los pactos – como ocurrió en el pasado – y cada partido compitiera independientemente.

Tan peregrina idea no podría aplicarse en las parlamentarias, pues el sistema binominal lo hace imposible. Siguiendo al general Carlos Ibáñez del Campo, podríamos hacer que en cada circunscripción senatorial se presentaran dos candidatos y se repartiera entre los partidos los sillones; esta misma modalidad podría hacerse extensiva para los diputados.

Como la inscripción automática, el voto voluntario y el sufragio de los chilenos en el exterior se parece cada vez más al “cuento del tío”, podríamos aplicar el método de los electores – tal como en Estados Unidos – para las presidenciales.

Es sabido que un buen porcentaje de diputados y senadores van a cumplir más de 24 años en el llamado “servicio público”, sería torpe luchar contra esta realidad con la propuesta de limitación de mandato. Una solución podría ser un senador vitalicio, como en la época de la Independencia.

No se conoce el caso de una casta política que, rechazada por la ciudadanía, se reforme a sí misma, pues atentaría contra sus propios intereses, en consecuencia, parece más consecuente y realista la instauración de una democracia de la repartija.
Marco Enríquez-Ominami

4 comentarios:

Andrés Zöllner Sánchez dijo...

Comparto tu "sarcasmo"
La democracia de la repartija la estamos viviendo. La repartija antes de la repartija política. La mayor similitud esta en lo económico. Ahí ambos bloques se deben al Crecimiento Económico como un paradigma. No dejan de celebrar los logros que implica el crecimiento.

Muchos en la Concertación gritaron alguna vez Justicia Social, hoy gritan junto con los otros “Crecimiento Económico” traicionando un principio izquierdista: Una Sociedad más justa.

La repartija económica llego a ellos. Las cúpulas viven significativamente mejor que hace veinte años. Algunos acumularon riquezas. La alegría llego a sus cuentas corrientes. El pueblo se conforma con el Chorreo (crecimiento sin mejorar la Brecha)
Mis Saludos
Andrés Zollner Sánchez

Gloria dijo...

Esoy de acuerdo, la izquierda se ha reido y pisoteado la dignidad de las personas y junto con la dereja se olvidaron que existimos nosotros, la clase media, que cada dia es mas enterrada en el olvido, pensando que somos la clase trabajora que hace que ellos se llenen los bolsillos.
Basta de tanta estupides y hacer que los politicos trabajen para construir la mayor de las utopias "una sociedad justa".

Anónimo dijo...

Te apoyo en todo lo que dices, hace tiempo que pienso lo mismo, y ojala cada vez sean mas chilenos que se den cuenta de que la alianza concertacionista es un monopolio en la politica chilena y que solo quieren repartirse la torta entre ellos y por eso no se cambia ninguna ley que los pueda perjudicar, de verdad ya no queremos más de estos señores, asi que fuerza que cada día somos más.

Miguel Angel dijo...

Acaso sera que el gobierno que usted propone, sera con nuevos rostros y no amarrado por una politica de izquierda que creo, lo caracteriza.
Soy de derecha, pero no compart la obediencia que tiene el presidente hacia los partidos de su conglomerado.
AL final la política en chile, es mas representativa del partido al que se representa, mas que a quienes representan, osea al pueblo chileno.
Deseo de todo corazon que marque un cambio rotundo en como se desarrolla la politica.

Éxito