Nuestra generación tiene sus propios sueños. Podemos ver el pasado e inspirarnos en él, pero esta elección se trata del futuro que queremos construir

Este 5 de octubre se cumplieron 35 años de la muerte de un joven de 30 años que murió por sus ideas, un padre de 3 hijos que se llamaba Miguel Enríquez, a quien no conocí.

Como todos los 5 de octubre ha sido una fecha de sentimientos encontrados, de gran alegría por el triunfo de No, pero también de gran tristeza por la ausencia presente que ha significado Miguel en mi vida.

Quiero decir que como candidato presidencial hoy más que nunca me inspira lo que movió a Miguel a enfrentar la inercia, el chantaje y el miedo, y pagar con su vida sus sueños y sus ideales.

Miguel pertenece a ese club de hombres que han hecho historia, no solo en Chile sino que en el mundo, hombres que dieron su vida por sus ideas. Hoy tengo 36 años y soy padre de dos hijas, por tanto puedo disfrutar de su legado y con humildad quiero decir que Miguel representa lo que yo también quiero para Chile, un país sin pobres, un país dinámico, un país igualitario, un país donde todos podamos competir pero con una cancha de inicio pareja.

Yo me inspiro en los sueños que motivaron a Miguel a que diera su vida por Chile, y me inspiro también en lo que fundó a la concertación el año 88'. Pero hay una diferencia y es que yo no le pido prestados mis sueños ni a Miguel Enríquez, ni a la concertación del 88', me inspiro en ellos pero vivo de mis sueños. Nuestra generación tiene sus propios sueños. Podemos ver el pasado e inspirarnos en él, pero esta elección se trata del futuro que queremos construir entre todos.

Un abrazo

Marco