¿Prudencia fiscal o populismo?

Publico la columna de Igal Magendzo:

Alarma debiera causar la actualización de proyecciones fiscales publicada por la Dirección de Presupuestos. La prudencia fiscal, sello de nuestro país y valioso activo, está en riesgo. Hasta antes de la actualización, se pasaba de un déficit fiscal de 4,4% del PIB en 2009, a un déficit presupuestado de 1,1% del PIB en 2010. Ahora se espera un déficit de 1,7% del PIB. Pero esto no es lo escandaloso, las transferencias a la economía sí lo son. Me explico.
Imagine que riega su jardín con aguas de embalse, el cual se llena con lluvia. Cuando llueve es momento de usar menos el embalse, ya que la lluvia riega directamente el jardín, y de acumular más agua en el embalse, de modo de usarla en años secos. Estará de acuerdo que las decisiones de riego dependen de las necesidades del jardín y no de la cantidad de agua en el embalse, siempre que no peligre quedarse sin agua. El gasto fiscal en Chile, donde no hay riesgos de quedarse sin recursos, es similar. Se debe transferir más recursos a los privados cuando hay menos ingresos en la economía (años secos) y menos recursos cuando hay más ingresos (años lluviosos). Así se venía haciendo hasta ahora.
La medida correcta de cuántos recursos está traspasando el fisco a la economía no es el superávit fiscal, ya que contempla “lluvias” provenientes de fuera de la economía (los ingresos del cobre), sino las transferencias netas del fisco al sector privado: restar del gasto del gobierno en Chile, los impuestos que pagan los chilenos. Según esta medida, el fisco durante 2009 hizo una extraordinaria transferencia de recursos de casi 7,5% del PIB: se pagaron menos impuestos y el gasto fue mayor que en años anteriores. Esto porque fue uno de los peores años en décadas en materia económica dada la crisis global sin precedentes desde la segunda guerra mundial. El presupuesto 2010 contemplaba reducir este impulso gradualmente, pasando a transferencias cercanas al 5,5% del PIB, en vista de una recuperación económica también gradual.
Lo alarmante es que la revisión de proyecciones indica que este año las transferencias netas del fisco al sector privado serán casi las mismas que en 2009, cerca de 7% del PIB, y la recuperación económica se ve algo más rápida. El fisco estará regando el jardín en un año de fuertes lluvias igual que en el año más seco en décadas. Esto augura una inundación (sobrecalentamiento de la economía), y tendrá que ser el Banco Central, a través de potentes alzas en la tasa de interés, el que absorba la liquidez para que no se pudran nuestras flores.
Esta es una combinación de políticas subóptima, que desalienta la inversión y aprecia el tipo de cambio, perjudicando a exportadores. Además, se utilizan recursos fiscales que serán preciosos en años más secos. Mientras tanto, disfrutamos de una bonanza transitoria y cifras alegres, que requerirán de ajustes en el futuro.
Ud se preguntará, pero ¿y el terremoto? Una situación muy dolorosa, pero que de acuerdo a cálculos propios y de otros economistas, no requiere de grandes recursos fiscales. No hay duda de que tenemos que apoyar a quienes se han visto más golpeados por la naturaleza, pero que esto no se transforme en excusa. Desde un punto de vista macro, no hay razón para abandonar la disciplina fiscal y abrir espacios a la lógica cortoplacista del populismo.

Por Igal Magendzo
Profesor investigador Escuela de Negocios Universidad Adolfo Ibáñez

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