Resultados de la Prueba Simce: Ya no basta con llorar


La educación es una de los ejes centrales del Chile segregado del Bicentenario. Los invito diagnosticar y atrevámonos a enfrentar la necesaria y urgente revolución educacional.

El diagnóstico del SIMCE es evidente: la educación chilena es un desastre y en un decenio ha mejorado muy poco; nueve de cada diez niños de octavo básico no sabe la matemática que exige este curso. La distancia entre colegios particulares pagados y fiscales es de 93 puntos; entre los 36 mejores puntajes de cuarto básico hay apenas un colegio municipal y, en octavo básico, tres colegios municipales. Para qué seguir. La educación es una de los ejes centrales del Chile segregado del Bicentenario.

Como ya no basta con llorar, dejémonos de diagnósticos y atrevámonos a enfrentar la necesaria y urgente revolución educacional, a fin de evitar que en cien años más, para el Tricentenario, constatemos que perdurarán las escuelas para ricos y aquellas para pobres, (es decir, para los que “nacen con estrella y para los que nacen estrellados”). Las propuestas del actual gobierno son superficiales, insuficientes y, sobretodo, ubican la educación como un producto del mercado:

- Aumentar la subvención preferencial, de 50 mil pesos a 75 mil pesos es muy poco y tiene un impacto mínimo en la calidad de la educación que se da a los más pobres

- Los cincuenta colegios emblemáticos, a implementar a lo largo de cuatro años, formarían una élite en cada provincia, cuya única diferencia con la actual, que surge de los colegios particulares pagados, sería, tal vez, su carácter laico, o su pertenencia a una región. Todas las buenas experiencias educativas se basan en la igualdad y no en la segregación y selección

-Informar a los padres sobre los resultados de sus pupilos y, paralelamente, usando distintivos –verde, amarillo y rojo – según el puntaje obtenido, en apariencia muy transparente, tiene nula importancia, pues los padres tienen que discriminar en base al dinero que poseen y, sabemos, que sólo los más ricos pueden elegir los colegios particulares pagados o los subvencionados con co-pago –es equivalente a elegir entre la clínica Las Condes y un hospital público -.

Estos paliativos propuestos por el gobierno sólo nos llevan a la continuación de la inequidad y pésima calidad de la educación. Propongo los siguientes postulados básicos para una revolución educacional:

-Igualdad en la subvención por alumno haciendo equivalente el costo de la educación para cualquier niño o joven chileno, sin importar su origen, es decir, el costo por estudiante será de 300 mil pesos mensuales.

- Una carrera docente que garantice la valoración del profesor y un salario equivalente al salario de un profesional altamente calificado.

-Una institución pedagógica estatal que tenga como meta el estar califica con los más altos estándares internacionales.

-Los mejores profesores, con niveles académicos con maestría o superior, deberán ser destinados a las escuelas que prestan servicio a los alumnos más deprivados económica-social y culturalmente

-Las escuelas públicas pertenecerán a corporaciones regionales, siendo la base gobiernos regionales poderosos, ubicados en el contexto de un federalismo atenuado, tal cual le planteé en mi programa presidencial.

-La escuela debe ser entendida como una comunidad democrática, bajo el liderazgo de directores, profesores y apoderados, dotados de carisma y legitimidad ante la comunidad educativa.

Para financiar esta revolución educativa propongo

-Un diez por ciento de royalty, íntegramente destinado a la educación en cada región.

-Subir a un 23 por ciento el impuesto de primera categoría, un 2 por ciento de este tributo se destinará a la educación.

-La emisión de un Bono, cuyo nombre sería Andrés Bello, con un cupón de cinco por ciento, y con una calificación A+.

-Préstamos blandos, por parte de Naciones Unidas o del Banco Mundial para financiar, especialmente, la capacitación y perfeccionamiento permanente de los docentes.

Marco Enríquez Ominami

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