Y tuvo que haber un terremoto


Publico la columna de Israel Campusano

Es paradójico e incluso algo chocante, que si no hubiésemos sufrido los estragos del terremoto del 27 de Febrero pasado, muy probablemente, no habríamos escuchado las palabras del Ministro de Minería Laurence Golborne, diciendo que no descarta aumentar el royalty minero a las empresas del rubro. Pasa, que un grupo de jóvenes y no tan jóvenes, que queremos cambiar la forma de hacer política en Chile, peleamos por esto antes, durante la campaña presidencial de Marco Enríquez-Ominami, donde entre otras cosas se planteó que la minería privada tenía utilidades de miles de millones al año y que apenas habían pagado el 4 o 5% de sus utilidades en royalty adicional. Pero no sólo fue algo que se habló durante la campaña presidencial, hace 7 años, en el 2003, el Instituto para el Desarrollo Internacional, de la Universidad de Harvard, planteó que sólo hasta el año 2003 Chile había dejado de percibir más de 26.600 millones de dólares por la renta no cobrada a la gran minería durante los últimos 25 años, se sabía hace mucho que con esto se podía mejorar Chile, pero a pesar del terremoto y que son incontables las voces y evidencias, hay quienes siguen oponiéndose de manera casi ridícula.

La catástrofe social, existía antes del terremoto y antes del tsunami, pero recién hoy, frente a la necesidad forzosa de reconstruir el país, vuelve al debate la reforma tributaria, el “caballito de batalla” de la campaña presidencial del “díscolo”, pero “gracias” a que hubo un tsunami, un sismo, un apagón, etc. ¿Ahora hablamos de reforma tributaria?

Hace mucho que veníamos viviendo una catástrofe social, reconocido por muchas naciones era el hecho de que no se podía seguir con el nivel de desigualdad que había en Chile, que era necesario rebajar los impuestos a las personas y aumentar el impuesto a los grandes capitales; ¿qué pasó?. Es muy lamentable, que algunos tuvieran que esperar que se destruyera medio Chile para reaccionar.

Desde hace mucho que una emergencia ya estaba ocurriendo en aquellas personas que tienen que esperar mucho tiempo para ser atendidos por un especialista en un hospital, o lo que encarnan esos niños y jóvenes que estudian en colegios que difícilmente los llevarán a la universidad (a menos que sea privada y de dudosa calidad), emergencia de desigualdad que es por todos los sectores y clases sociales reconocida. Es por lo anterior, que tenemos que ser actores principales en la reconstrucción de Chile, porque no queremos que se convierta en un negocio para los grandes grupos económicos, ni que sea utilizada con fines electorales, como hoy tan inescrupulosamente es utilizado por campañas comerciales de grandes tiendas que lucran veladamente con el sufrimiento y con la desgracia. No queremos esperar otro terremoto para que la clase política se de cuenta de que es lo más sano: los que ganan más, deben pagar más y los que gana menos, deben pagar menos, lo dijo Marco antes, lo decimos nosotros ahora y lo seguiremos diciendo.

Este martes 16 de Marzo, la portavoz del Gobierno, Ena Von Baer, indicó que “se está estudiando el ‘royalty’, pero primero es necesario hacer un análisis de cuánto cuesta el terremoto a Chile”, lo cual suena muy razonable, si es así, se hace necesario ver los estudios que se hicieron, saber como lo evaluaron, el detalle de los costos, que todo lo que haga el gobierno sea transparente, como una forma de superar el manto de dudas que siembra el no cumplimiento de la promesa de la venta de LAN y que la momento de escribir este artículo aún no se ha resuelto, esperamos pronta solución a este tema y que la transparencia, se cumpla de acuerdo a la ley 20.285 que así lo establece.
Cuando el 20% de los y las votantes, eligieron en Diciembre de 2009 la reforma tributaria solidaria o “estudiar el royalty”, y hoy que lo hace el gobierno entrante, lo esperable es que sea con el único propósito de que los chilenos y chilenas mejoren su calidad de vida, es necesario recaudar más impuestos, el contar con estos fondos adicionales, permite al gobierno aumentar el gasto fiscal, que es lo que se necesita para la reconstrucción, por eso es la oportunidad de que ahora, y no cuando tengamos otra tragedia, se comprenda que es necesario recuperar los liceos emblemáticos, y llevarlos a un nivel de excelencia académica que sean ejemplo y referente para el país. Es la oportunidad de que los líderes del futuro, también vengan de la educación pública y hoy es la ocasión de reconstruir, pero de cumplir con la promesa de la primera cadena nacional del nuevo gobierno, de hacerlo a un mejor nivel que el que ya existía, promesa que el país asume con fe y esperanza de que esta vez si se cumpla.

Se vislumbra la oportunidad de pensar también en aumentar el subsidio municipal y reforzar la educación pública, ahora que los rectores estiman en $58 mil millones de pesos los daños en universidades por el terremoto, es momento de mejorar Chile, hay que invertir muy bien ese dinero para que los que menos tienen y la clase media se vean realmente beneficiados.
Se hace necesario que todos los chilenos y chilenas estemos dispuestos a ser parte activa en la reconstrucción del país, como habemos muchos que estamos constituyéndonos en torno a una nueva manera de ver la política, con ideas que propicien un Chile más justo e igualitario, cuando los partidos políticos tradicionales se han alejado de las personas, Chile se sale de lo tradicional para innovar, y la gente necesita participar.

De esta nueva mayoría de ciudadanos y ciudadanas depende que las cosas cambien, de la participación en un proyecto político moderno y sin mentiras, que no tenga que esperar otra desgracia como la que ocurrió, para hacer las cosas como se deben y en bien de todas y todos nosotros los que amamos este bello país a pesar de todo.

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